Venezuela, dos hombres y un destino

Nicolás Maduro – Soberbio, Irritable, Incisivo y egoista

Si algo llama poderosamente la atención de la firma de Maduro es su inicio y su final. El inicio notablemente ampuloso, grande y que representa la inicial de su Apellido (1) denota la soberbia, el engreimiento, la desproporción del primer monte (a), donde se ubica el YO, con respecto al segundo (b) donde están los DEMÁS, implica el pedestal en el que se ubica su personalidad, propio por otra parte de personas grandilocuentes, orgullosas y engreídas que se creen que están por encima del bien y del mal.

El final por su otra parte, implica un final agresivo, lanzado a la derecha en zig-zag (4) con un trazado seguro, recto y fuertemente apoyado que avanza casi sin comedida. Pues bien, así son sus resoluciones, rápidas, proyectadas hacia los demás sin forma contenida, esto es hiriente e incisiva. Desproporción en sus ejecuciones más públicas y notorias es lo que implica ese final (4) lanzado y proyectado sin prudencia hacia la zona de los demás, lo público, el futuro, hacia donde vamos…

Estamos ante una personalidad altamente irritable y muy susceptible, como así se observa por los ángulos en la zona superior (2) de toda la firma. Esta característica es típica de las personas que suelen irritarse cuando se les lleva la contraria, suelen ser muy sensibles a las críticas que no encajan bien y por supuesto, denotan un carácter general poco amable y bondadoso. Es signo toda esta angulosidad manifiesta que observamos a lo largo de todo el recorrido de la firma de Maduro de personas primordialmente egoístas y poco generosas. Si añadimos al ángulo, la mayúscula inicial desproporcionada y las angulosidades hacia la zona superior tenemos como resultante al ególatra que tiende a irritarse como niño chico, cuando no salen las cosas como quiere o cuando se le lleva la contraria.

Juan Guaidó, práctico, resolutivo, algo inestable y ambicioso

Entusiasta donde los haya, y optimista sin reparos es a priori lo que Juan Guaidó manifiesta en su fortísimo ascenso (1) a la hora de firmar. Típico de personas ambicionas, altamente entusiastas que pueden perder el sentido práctico de la realidad por sus miras tan alta.
A veces este empuje inicial de euforia, de optimismo generalizado y de ambición por encima de la propia realidad puede enmascarar cierta inestabilidad en la persona principalmente por apoyarse en altos ideales que son difíciles de cumplir.

Sus resolución final en la toma de decisiones es enérgica, así lo demuestran los trazos inferiores (5) resueltos con agilidad y el punto final (6) innecesario, típico de las personas que terminan sus acciones diciendo: “… y punto”.

Llama poderosamente la atención que tras un espíritu emprendedor, dinámico donde los haya, ambicioso y práctico, le cueste en el fondo mantener esa estabilidad que manifiesta públicamente. Es curioso observar como si bien la línea es muy ascensual (1) luego a nivel más interno en su cuerpo de firma tiende a descender (1a) de forma convexa. Lo mismo sucede por otra parte en los trazos inferiores muy resolutivos y marcados, frente a la ambivalencia (4) de los trazos del nombre, propio de personas que les cuesta llevar las riendas de sus vibraciones, haciéndoles muy sensibles y controlando con dificultad sus propias emociones.

Así pues, estamos ante el entusiasta que entusiasma a los demás pero que quizás debería de poner un poco más de realidad en los sueños y ambiciones que anhela para Venezuela.

Jesús Barrón.