Cuando se es niño, unos fantasean con ser futbolista, otros con ser astronautas y algunos otros soñábamos con ser veterinarios.
Aunque durante los 5 años de universidad, que por aquel entonces eran los establecidos para obtener la licenciatura en veterinaria, compruebas que es una de las carreras que más diversificación profesional ofrece, los que elegimos dedicarnos a la clínica de pequeños animales, lo hacemos como he comentado antes, por una vocación que arrastramos desde pequeñitos.
Debido a que actualmente nuestra profesión carece tanto de una logística como de una infraestructura como la que tiene la medicina humana, somos los veterinarios clínicos, los que de manera individual y una vez finalizada la carrera, nos hacemos responsables a todos los niveles, de completar nuestra formación con el fin de ser lo más competentes posibles en un mundo que cada día ofrece menos posibilidades.
Yo finalicé la licenciatura a los 22 años y tras 8 años en el mundo laboral poseo estudios de postgrado en anestesia, cirugía de tejidos blandos, diagnóstico por imagen y endoscopia, así como un internado en uno de los hospitales veterinarios más prestigiosos a nivel nacional.
Con todo esto, pretendo transmitir confianza para todos y cada uno de los compañeros que se dedican a esta profesión, ya que en mayor o menor medida tenemos una gran formación a nuestras espaldas y nuestro único motor es la pasión y el amor por los animales.
En las próximas semanas iremos tratando temas, todos ellos relacionados con animales, que seguro os van a gustar.