Showtime Producciones nos ha traído con ‘Nine’ a Madrid, toda la magia y el esplendor de Broadway y nos los ha traído al Teatro Amaya (hasta el 21 de julio) que ha ofrecido su sala para este genial espectáculo de música, interpretación, vestuario, acrobacias y todo el buen hacer que Ángel Borge y Borja Arias como director el primero y director musical el segundo nos han querido regalar.
Nine
El musical tiene historia desde el 82 cuando se estrenó en el Broadway Neoyorquino y habiendo obtenido muchos éxitos de público y premios Tony tanto en sus primeras temporadas como a los largo de sus muchas representaciones siendo de nuevo puesto en escena en el 2003 con igualmente mucha afluencia de espectadores y siendo igualmente premiado con varios Tony.
Ha sido también llevado a la gran pantalla con gran reparto de actores y ahora se nos ofrece en el Teatro Amaya e igualmente con un gran elenco de actores y actrices entre los que destaca Álvaro Puertas y Roko en los papeles de Guido y Luisa Contini.
Los papeles de Claudia Nardi y Carla Albanese interpretados por Patrizia Ruiz y Chanel Terrero así como tantos otros como Marcela Paoli o Chus Herranz o Angels Jiménez actuando esta última como madre de Guido son muy reseñables y nos transportan al sorprendente y maravilloso Broadway y sus grandes musicales.
Magnífico movimiento en escena de todos ellos, grandes interpretaciones musicales y una gran puesta en escena, trabajo por el que hay que felicitar a Marcos Carazo. En suma un espectáculo para recordar y para disfrutar de lo mejor de un musical.
Tiene buenos diálogos, buena música, números corales hermosamente desarrollados y desenvueltos con un motón de personajes en escena que hacen las delicias del público y una iluminación, gran trabajo de Paco Pepe Martínez, que nos permite reposar tanta intensidad y recobrar el hilo de la historia de un personaje, Guido Contini que parece ahora tan actual como en el 82 o como en aquella cinta que inspiró a Arthur Kopit y Maury Yeston como autores y compositores del texto original.
La historia de Guido es el devenir creativo de un personaje que se debate entre la existencia y la indolencia. En un ir y venir entre la realidad y el ensueño, lo que se quiere y se desea y la realidad que se impone. Parece que no se puede tener todo y parece que todo lo que se ha tenido es fugaz o retorna de manera inoportuna. Su incapacidad de decir que no a sus apetencias más inmediatas y la ausencia o sequedad de talento se vive como un drama sobre todo cuando echando la vista atrás ve que el recorrido llevado a cabo no le ha traído más felicidad sino más frustración.
Un personaje que a los cuarenta parece recobrar las más cándidas pero sabias recomendaciones maternales para no estar abocado a un sufrimiento constante o que se plantea la supresión de dicho sufrimiento de manera dramática y de una vez para siempre pero que, como muchos, es salvado por el recuerdo de su infancia y en especial de su madre.
El musical tiene un fondo de “tempus fugit” pero con la brillantez que proporcionan a esa fugacidad las candilejas y la intensidad de la pasión inmediata. Una nota de intensidad que supone un blanco y negro sombrío entre tanto refulgente color. En este sentido el juego de luces y la escenografía cumplen un papel fundamental y no cabe sino reiterar mi felicitación a los responsables.
Cabría hablar de tantas y tantas cuestiones que plantea el musical como son las relaciones con las mujeres que pasan por la vida de Guido, el retorno a la infancia como lugar seguro, a los nueve años y los primeros recuerdos o la evanescencia “voila” de la musa creativa o la potencia pasional y su estrecha relación con el desempeño artístico y el ingenio creativo…
Es un musical para oír, para ver, para dejarse llevar por los números y los acordes musicales, por el extraordinario vestuario y adecuada escenografía, por el movimiento de los personajes y las entradas y salidas que proporcionan una dinámica continua a la representación pero también para reflexionar sobre los temas que he comentado y algún otro.
Un musical inteligente y que no debemos perdernos al que auguro y deseo muchos éxitos como ha tenido siempre que ha sido versionado para las tablas o el celuloide.
Más info: Teatro Amaya
Javier Torres
