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‘Shin Godzilla’, una revisión moderna del clásico

 

 

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Es curioso ver cómo dos directores como Hideaki Anno y Shinji Higuchi tienen características que les hacen aptos (al menos ante los productores) para rodar la nueva entrega de Godzilla. Ambos han retratado desde el mundo del anime a entidades grotescas, capaces de deglutir y destruir a la humanidad desde su animalismo; sin embargo, tanto en la serie Evangelion como en la película resumen de Ataque a los Titanes, esa amenaza no produce ninguna unión verdadera. El resultado del trabajo entre ambos directores fue Shin Godzilla, una versión desde cero, así como también la primera película de la saga en territorio nipón desde hace doce años.

La película no solo viene a ser un comienzo desde cero de la saga, sino que también ambiciona revisionarla y reconstruirla. Anno y Higuchi se inspiran en los orígenes de la bestia, la cual nacía como resultado de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, y le dan una vuelta inspirándose en el accidente de la planta nuclear de Fukushima. Godzilla, así pues, es un monstruo que nace, crece y se transforma desde dicha energía, llegando a convertirse en una amenaza más sombría aún si cabe gracias al diseño cambiante del monstruo, a su construcción y a su rastro de destrucción mediante los efectos especiales y a la mezcla de planos contrapicados, generales o planos a altura humana (y a los pies de la criatura) para realzar la sensación de catástrofe.

La aparición de la bestia por primera vez mostrando la cola por encima del mar es un buen arranque para definir y seguir los pasos del gobierno japonés. Ese es el otro eje detrás de Shin Godzilla. El inicio ya marca que los políticos incluso dentro de un mismo cargo en la película están divididos, y para ello solo les hace falta usar las diferentes mesas dentro de los planos para generar distancia o cercanía en los compases siguientes del relato. A su vez, es curioso también ver la abundancia de primerísimos primeros planos: bastan unas líneas de guion y la actuación de los actores para saber quién es quién en el mapa político del filme, y ambos directores esbozan una debilidad o falta de coordinación entre las diferentes fuerzas políticas. Es precisamente Yaguchi, el que toma decisiones rápidas por el bien del país y acaba liderando el movimiento contra la bestia por circunstancias ajenas a su persona, a quien sí se le retrata como un líder que se preocupa por su pueblo.

Al final, la película aboga por un mensaje esperanzador en el que ambos directores mandan un mensaje claro sobre que son las generaciones futuras las que pueden cambiar el país. Dicha buena fe, sin embargo, no exculpa ni a Anno ni a Higuchi de que Shin Godzilla se apoye demasiado en los diálogos en la parte política, además de abusar del primer plano, el cual provoca la pérdida del énfasis tanto en significado (irónico y dramático) como en utilidad. Hay, en ese sentido, una falta de inspiración que impide a la película trascender más allá del mero producto de entretenimiento, pero es de agradecer que en tiempos actuales exista una película capaz de reformular el cine clásico de los kaijuu eiga desde la dirección o el guion hasta la música de Shiro Sagisu (Bleach, la saga Berserk y Evangelion en formato película), quien no duda en reconstruir piezas como el Decisive Battle de la banda sonora de Evangelion o algunas composiciones de Japón bajo el terror del monstruo.

‘Shin Godzilla’ se estrena el 20.1.17.

Carlos Martínez.

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