El pasado sábado 9 de octubre, tuve la suerte de poder disfrutar del conocido musical “Sonrisas y lágrimas”, en la “Casa Museo Cervantes” de la población castellano manchega de Esquivias, de mano de la “Compañía Candilejas”, el “Taller municipal de artes escénicas” y la colaboración del excelentísimo Ayuntamiento de Esquivias.

Recordemos que “Sonrisas y lágrimas” es una mítica película del año 1965, dirigida por Robert Wise, e interpretada por Julie Andrews y Christopher Plummer. Y que en esta ocasión ha sido fielmente adaptada y dirigida por Oliver Romero e Irene Moreno, que con una puesta en escena, sencilla pero muy efectiva (poco atrezzo, pero suficiente, y la ayuda de un potente proyector) nos trasladaron hasta la bella Salzburgo de 1938, pocos meses antes de que Austria fuera anexada por la Alemania Nazi.

En este musical acompañamos a María, una inquieta y alegre novicia, que abandona la abadía, para convertirse en la institutriz de los siete hijos de un militar retirado, el capitán von Trapp, viudo desde hace poco tiempo. La casa de los von Trapp funciona como un cuartel, pero María consigue devolver la alegría a los niños y ganarse su respeto y cariño

Reparto ‘Sonrisas y lágrimas’

Irene Moreno, es María, la protagonista de este musical, una alegre novicia que no termina de encajar en la congregación a la que pertenece, y que por un periodo de tiempo debe encargarse de los hijos del Capitán von Trapp. Irene realiza un trabajo impecable en todos los sentidos, tanto interpretativo, como vocal, una magnífica voz lírica, que nada más comenzar la representación deja patente la gran calidad del espectáculo que vamos a presenciar.

Oliver Romero, es el Capitán von Trapp, coprotagonista de este musical, un riguroso y exigente militar retirado que tras el reciente fallecimiento de su mujer, intenta educar a sus siete hijos en la más estricta disciplina. Oliver hace una excelente labor actoral, demostrando su gran calidad y experiencia profesional.

El resto del reparto, nada menos que veintitrés intérpretes más, merecerían ser nombrados, reconocidos y felicitados uno a uno.

Desde los más jóvenes, que debo destacar, pues demostraron un enorme potencial y un nivel de disfrute sobre el escenario que era imposible no percibir desde la butaca, todos ellos con edades comprendidas entre los seis y los diecisiete años, pero que sabían muy bien como pisar y moverse por un escenario, con una desenvoltura digna de verdaderos profesionales.

Pasando por los actores y actrices de edades intermedias, que se vislumbraba en ellos el saber hacer y el disfrute de esta gran experiencia.

Hasta llegar al reparto más adulto, varios de ellos profesionales en activo, como Adrián Delgado, al que debo mencionar por ser amigo personal, entre otros actores y actrices que demostraron, una vez más, su buen hacer sobre las tablas.

Adaptada y dirigida por Oliver Romero, que muestra su gran destreza a la hora de manejar un extenso reparto, en una obra tan compleja como esta. Logrando una puesta en escena muy eficaz, limpia y a la altura de un montaje 100% profesional.

La dirección musical está en manos de Irene Moreno, que consigue una ejecución en solistas y coros, muy efectiva y limpia.

No olvidemos que tanto a nivel actoral, como vocal, el completo de la compañía no es profesional, y eso da un mayor valor a esta puesta en escena tan bien lograda.

Técnicamente también debemos felicitar a sus técnicos y miembros del backstage, que logran proporcionar al espectador una gran experiencia, dotando al espectáculo de una iluminación efectista, un sonido impecable y una agilidad en la preparación de escenas muy buena.

Otras impresiones

Mi impresión es que la labor realizada en esta producción, es merecedora de una mayor exhibición ante el público, pues está a la altura, e incluso por encima, de muchas de las producciones profesionales, programadas en las salas de este país.

Valoración final

Esta modesta producción no debería quedar en el olvido, y le deseo la mayor de las suertes, o como decimos en el mundillo teatral… “mucha mierda”.

Coan Gómez