Durante la presentación a la prensa de la película ‘El bar’, hicimos una entrevista a la actriz Blanca Suárez y al director de la película Álex de la Iglesia.

– ¿Qué tema representa la película? ¿De qué trata?

Alex de la Iglesia: El tema de la película es hasta qué punto tenemos miedo a todo. También del que sufre, porque nos enseña quiénes somos. El que sufre a nuestro lado de alguna manera nos está pidiendo ayuda con su presencia, y está denunciando que nosotros deberíamos actuar para socorrerle. Pero no lo hacemos porque nos vemos reflejados y, porque nos envuelve esa sensación de que todo esto puede cambiar o romper con nuestra manera de vivir, con nuestro confort, entonces como da mucho miedo, miramos para otro lado.

– ¿Crees que a la gente le podría atraer ir al cine el morbo de ver a esos personajes en situaciones límite?

Alex de la Iglesia: No utilizaría la palabra morbo, pero por supuesto hay un disfrute. Es algo que forma parte de las películas de pesadillas. Desde las películas de terror hasta las de terror social como “Roma città aperta” tratan de eso, de enseñarte una situación límite, una situación dolorosa que de alguna manera te haga reaccionar o provoque una sensación de alivio al ver que no estás implicado realmente. Una pesadilla sirve psicológicamente para mostrarte tus monstruos, te coloca en un entorno terrorífico y cuando te despiertas te liberas. Eso es bueno para el organismo. Y en este caso la película funciona así, pero quiero ser un poco más generoso, porque no me apetece hacer sufrir a nadie. Quiero que el espectador se ría de sí mismo, no tanto de los personajes sino de la situación en concreto. Al contrario, a los personajes les tengo mucho respeto y cariño a pesar de que les haga sufrir. Porque me recuerdan a mí mismo.

-Para Blanca. ¿Cómo crees que reaccionarías en la realidad ante una situación como la de tu personaje?

Blanca: No lo sé. Creo que eso sería impredecible.

Alex de la Iglesia: El ser humano es capaz de todo, de lo más horroroso. Afortunadamente en nuestro día a día no necesitamos llegar a ello, pero si viviéramos en una situación límite sí seríamos capaces de hacer muchas cosas extremas. Eso es humano, no es algo que vea con desagrado o denunciable, todo lo contrario, soy yo esa persona. Yo me siento muy cerca de las personas que mienten, que fingen, porque lo hacemos todos. Lo que me da miedo es el que dice que no. Prefiero tener más cuidado con la gente que dice que son buenos.

– ¿Cómo surge la idea de la película? Y ¿Cómo ha sido el proceso de escritura del guion con Jorge Guerricaechevarría?

Alex de la Iglesia: El guion comienza a escribirse en un desayuno, precisamente en El Palentino, porque Jorge Guerrica vive cerca. Estábamos escribiendo las brujas de Zugarramurdi sentados en una mesa con la barra enfrente. Y entró un indigente loquísimo dando gritos en un idioma desconocido y yo creía que nos iba a matar. Entonces Loli con dos bofetadas nos solucionó la vida a todos, pero al mismo tiempo vimos a los demás clientes cómo interaccionaban ante una situación crítica, así fue cómo surgió.

Y el proceso de escritura ha sido un trabajo muy divertido y sobretodo apasionante, Jorge y yo nos conocemos desde que tenemos 8 años, entonces sorprenderle al otro no solo es imposible sino que va más allá. Así que a lo máximo que aspiro es a su aceptación hacia mí. Cuando trabajamos juntos negociamos hasta que al final hay una aceptación común para lograr construir el guion.

– ¿Cuáles han sido las escenas que técnicamente más han costado grabar?

Blanca Suárez: Seguramente a lo que técnicamente se refiere coincide con lo que dirá Alex. En la primera parte de la película donde estamos encerrados en el bar un grupo considerable de personas, tuve que hacerme muy a la idea de que era un trabajo en grupo, sin perder detalle, son justo esos momentos en los que tú no estás en plano los que valen.

Alex de la Iglesia: Las escenas de las alcantarillas fueron muy engorrosas de rodar con un montón de cosas que lo hacen muy complicado (agua, vaho.) Pero es cierto lo que Blanca comenta del primer acto, porque el texto del plano depende de la intensidad del contraplano. El espectador tiende a colocarse en el afecto o las necesidades del contraplano del que mira, y a través de eso atrapas al espectador. Es un truco muy sabido entre la gente que hacemos cine, pero que fundamenta la calidad de muchos diálogos, que los ves y dices ¡qué bueno es eso! Pues es bueno por el que está mirando más que por el que lo dice. Es un truco que suelo utilizar mucho. Se genera una química fantástica entre los actores.

– En fotogramas hemos visto cómo Pedro Almodovar y tú compartíais unos comentarios en donde él te lanzaba la posibilidad de que tú le produjeras su próxima película para devolverle el favor. ¿Existe tal posibilidad?

Alex de la Iglesia: ¿Tú crees que yo puedo producir a Pedro? (Risas) No, por el amor de Dios. Lo que pasa es que Pedro y yo bromeamos mucho. Me llena de orgullo y satisfacción cuando dice eso, para mí eso es una maravilla. Nos reímos mucho.

– ¿Has pensado en hacer un “reboot” de “Acción mutante”?

Alex de la Iglesia: Me lo han dicho un montón de veces, lo mismo con “El día de la bestia”. Pero me parece que sería un paso atrás, son películas que fueron hechas en su momento, pero precisamente porque son únicas las queremos. Yo creo que como en la vida, los buenos momentos se viven y ya está, ahora hay que vivir el momento haciendo otras cosas. Yo por ejemplo hecho mucho de menos “La rosa purpura del Cairo”. Creo que con el tiempo las cosas cobran un valor que no tienen en realidad. En el caso de “El día de la bestia” o de “Acción mutante” ya no son películas sino que forman parte de tu vida y lo recuerdas de una manera determinada. Yo recuerdo como películas legendarias: “El imperio contraataca”, “Indiana Jones”, “Blade runner”, “Alien”… ¿Son tan buenas como yo creo que son o es que me parecieron fascinantes porque las vi en aquel momento cuando tenía 18 años? Nunca lo sabrás.

– ¿Qué historia te gustaría contar en alguna de tus próximas películas?

Alex de la Iglesia: Contaría la vida de un figurante que nunca llega a nada. En Inglaterra es una profesión, es algo fantástico, pero aquí es un sufrimiento porque no tienen las condiciones que tienen no son buenas ni se les paga como debería. Son gente que sabe mucho de cine, con muchísimo talento y experiencia, pero que siempre están atrás, ninguneados, y eso genera un personaje trágico interesantísimo.

Jaime Fernández Palacios.