‘Bienvenido Mr. Heston’ o la gesta de un pueblo

Detrás de este título, que hace intencionada alusión, a la mítica película (‘Bienvenido Mr Marshall’) de uno de los directores más grandes que ha dado el cine español: Luis García Berlanga; se halla un sorprendente documental, que viene a llenar el hueco de esa “historia” que se escribe con letras pequeñas, pero que resulta trascendental para las vidas de la gente cotidiana.

Y es un título muy acertado, porque, al igual que en la película de Berlanga, rodada en los años cincuenta, en pleno apogeo de la ayuda Norteamericana a la Europa Ocidental, conocida como el “Plan Marshall”; lo que los españoles de aquel principio de década de los sesenta esperaban, era al mesías yanqui que vendría cargado de valiosísimos regalos para colmar las ambiciones de todos.
Y en ese sentido, la película acierta plenamente, al incorporar la parte sociológica a la anécdota de lo que supone el rodaje de una película en un pequeño pueblo.

‘Bienvenido Mr. Heston’, es el primer largometraje codirigido por los jóvenes realizadores: Elena Ferrandiz Sanz y Pedro Estepa Menéndez, quienes han decidido que su debut, sea en el campo del documental.

La película nace (como sucede casi siempre con las buenas ideas) de la casualidad, el azar o lo inesperado, un día en que se dan cuenta de que en aquel pequeño pueblo de la provincia de Valladolid llamado Torrelobatón, que conocen desde que eran niños, tienen nada más y nada menos que una película, porque allí se rodó la superproducción ‘El Cid’, un proyecto mastodóntico salido del imperio creado por Samuel Bronston en España, que sería dirigido por uno de los directores americanos más prestigiosos de aquel momento, llamado Anthony Mann, casado por aquel entonces, con Sara Montiel.

Pero lo más importante era su reparto estelar, nada menos que Charlton Heston y Sophia Loren, ambos grandes estrellas mundiales en aquel momento.

La productora de Samuel Bronston, había decidido apostar seriamente por aquella película y la concibió igual que una superproducción de Hollywood, sin escatimar en nada: grandes masas de extras, caballos, gran equipo técnico, etc; y todo ello se quedaba en España y producía miles de puestos de trabajo, aunque fuera por un tiempo breve.

El bello pueblecito medieval de Torrelobatón fue el escogido para rodar exteriores, debido a sus grandes explanadas y, sobre todo, por un magnífico castillo del siglo XV que se conservaba (y se conserva hoy día) en perfecto estado, donde se rodó una de las secuencias más importantes, sin apenas tener que modificar su entorno.

La película sobre el papel, resulta fácil, aparentemente, pero no es un proyecto sencillo, sino complejo y arriesgado, que exigiría un gran esfuerzo de producción para llevarlo a buen puerto. Tal es así, que sus directores trabajaron durante varios años en su filmación y acabado final.

La idea originaria era hacer un cortometraje, pero a medida que avanzaban el proyecto, se daban cuenta de que tenían un material excelente, y que podían atreverse a dar el paso al largometraje.
La película combina con mucha habilidad dos conceptos de narración; por un lado están las gentes del pueblo, quienes evocan sus recuerdos entre bromas y risas, y por el otro, aparecen una serie de personalidades destacadas, que tuvieron una relevante participación en la película.

El hijo de Charlton Heston, Fraser C. Heston, recuerda perfectamente aquellos días, a pesar de ser un niño, y reconoce que su amor por nuestro país es muy grande. También aporta información Jesús García de Dueñas, importante historiador de cine, al que acompaña la hija del productor: Andrea Bronston.

La aportación técnica viene de la mano de Ricardo Huertas, que estuvo como ayudante de producción y, sobre todo, de Gil Parrondo, sin duda, el más grande director artístico español de todos los tiempos, ganador de dos Oscar, y responsable de películas como: ‘Doctor Zhivago’, ‘Lawrence de Arabia’, ‘Patton’ o ‘Espartaco’, entre otras muchas.

Este es el punto clave en la arriesgada idea de: Estepa Menéndez y Ferrandiz Sanz, quienes, entienden a la perfección, que un documental ha de tener sólidos equilibrios para que el espectador capte bien la esencia de lo que se narra.

Pero aún hay otra sorpresa; y quizás, sea esta la más importante de todas las ideas volcadas en la película: la figura del narrador, interpretado por Emilio Gutiérrez Caba, quien, en primera persona, evoca la España de aquellos años, recordando cómo este cine monumental de producción inalcanzable para nuestro país, producía en su generación, un efecto positivo de superación y ganas de llegar a lo más alto; esto es: participar algún día en alguna de aquellas grandes películas, en las cuales los actores parecían tocar el cielo con sus manos.

Gutierrez Caba, transmite al documental, una corriente de amor por la vida, que hipnotiza al espectador y no le deja salirse en ningún momento de la narración. Este carisma emanado del gran actor, sella con broche de oro la película, que nos deja una sonrisa en los labios, y una sensación de paso del tiempo que, sin embargo, parece haber quedado detenido para todos los habitantes de Torrelobatón, los cuales, cuentan frente a la cámara todo lo vivido, como si hubiera sucedido ayer y no hace más de cincuenta años.

‘Bienvenido Mr. Heston’, tiene las cualidades de un cine artístico que no elude su vocación de entretener al espectador de manera inteligente, dejándole mirar a su gusto, sin imponerle ideas ni conceptos, ni llevarle por un camino, que no sea aquel de la libertad de decidir qué se ha visto y cómo se quiere ver, sacando las propias conclusiones, para darse cuenta de hasta qué punto el cine supera a la vida o al contrario.

Bienvenida esta película de producción propia, gestada por dos jóvenes realizadores que buscan su camino en este país, donde cada día es más tortuoso el sendero, y las piedras no dejan de caer durante el recorrido.

Afortunadamente, ‘Bienvenido Mr Heston’, ha salido indemne del empeño, y espero que los espectadores sepan aprovechar su generosa lección de amor y humanidad.

Miguel Ángel Barroso
@DeWinterBarroso