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con Helena

El Do, Re, Mi de Juan A. Simarro

 

 

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Juan A. Simarro es jugador profesional. Siempre que entendamos jugar, claro, como llevar a cabo una actividad con alegría con el fin de entretenerse, divertirse o desarrollar determinadas capacidades. Simarro juega, pero no lo hace con una baraja de naipes o un balón de fútbol. Lo suyo son más las claves, las corcheas o las octavas, y su terreno de juego un pentagrama. Su juego es, efectivamente, la Música. Y en un juego tan antiguo, cuyas bases se han ido cimentando a lo largo de milenios, Simarro siempre encuentra la forma de poner el reglamento boca abajo y explorar, experimentar, revertir los cánones… y jugar.

Su trayectoria nos lleva de los Clásicos y Reverentes de RTVE a la Orquesta Sinfónica de Beverly Hills. Del festival de Tarazona al fórum de los Premios Nobel de la Paz en Minneapolis. De Madrid a Bielorrusia, Portugal, África. Y de ahí al firmamento… musical. Actualmente compone la banda sonora de una película plagada de estrellas de Hollywood, pero eso no le hace perder un ápice de humildad cuando nos abre la puerta de su casa, sonriente, y nos invita amablemente a pasar a su estudio. O, como él lo llama: su cocina de composiciones. Y aquí arrancamos nuestra entrevista más musical.

DO es de Dote

Las dotes musicales de Juan Antonio Simarro se hicieron patentes desde una edad muy temprana, cuando a los 12 años realizó sus primeras incursiones en la música clásica. A partir de entonces cursó estudios de Solfeo, Conjunto coral, Historia de la música, Violonchelo, Piano, Armonía Improvisación, Jazz… «Y todavía sigo estudiando», dice para recordarme que actualmente cursa Dirección de Orquesta con el maestro Navarro Lara para obtener el Diploma de Licenciado en Dirección de Orquesta y en Dirección de Banda por la Royal Schools of Music de Londres. «En esto de la música no terminas de aprender nunca, es un arte tan fascinante como inabarcable». Lo sabrá él, que además de compositor, director e intérprete, es también profesor. «Hice la carrera de Magisterio especialista en Educación Musical y eso me hizo ver la música de otra manera más sencilla. A veces, los músicos pensamos que tenemos que contar las cosas de la forma más complicada que sabemos, mostrar la palabra más rebuscada, y me di cuenta de que la música se puede hacer más sencilla. Más accesible».

Y es que Juan Antonio Simarro parece tener como uno de sus objetivos principales el acercar la música al gran público. Podríamos decir que es, en cierto modo, un democratizador de la música. Esa es su función en el programa Clásicos Irreverentes de RTVE. «Sorpresas que da la vida», comenta Simarro sobre su inesperada faceta televisiva. «Yo soy compositor pero nunca pensé que llegaría a presentar un programa. Mi trabajo ahí consiste básicamente en dar a los participantes la confianza que necesitan y que merecen, pues son buenísimos, unos musicazos«. Y el público, parte del cual está (re)descubriendo la música clásica a través del programa, clama por más entregas. «Es verdad que la gente lo está pidiendo. Aún no tenemos fechas confirmadas, pero esperamos volver a grabar alrededor del mes de enero y emitirlo en primavera».

RE es de Recompensa

Tanta dedicación a la música, termina dando sus frutos. «No trabajo para conseguir premios, pero algunos van llegando», dice Simarro. Además de encabezar la portada de varias revistas especializadas, el músico cuenta con una buena colección de galardones. La semana pasada el Festival de Tarazona le concedió uno por la banda sonora «La Tierra llamando a Ana» de Fernando Bonelli. También cuenta con uno por la música que compuso para «Que el Fin del Mundo te pille bailando», dirigida por José María Martínez. «Es una historia muy bonita en la que no hay texto hablado», explica Simarro sobre el cortometraje, «es la música la que narra toda la historia. El argumento gira en torno a un violinista y una bailarina que se encuentran en la calle y cuentan cómo ha sido su llegada a una ciudad del primer mundo huyendo de la guerra en su ciudad natal».

Helena Ramírez Alarcón y Juan A. Simarro durante la entrevista.

También cuenta con una Mención de Honor como Socio Honorífico de España Creativa. «Me hace especial ilusión y me llena de humildad». Pero la verdadera recompensa ha sido poder llevar -o dejarse llevar por- la música a todos los rincones del mundo. Recuerda con especial cariño el año 2013, en Minsk. «El director Gerardo Estrada me invitó, por motivo del Día Internacional de la Música, a tocar con la Orquesta Sinfónica de la Radio Televisión de Bielorrusia. Tocamos Cádiz entera -una de sus obras más conocidas- e incluso hay una parte que me reservé para improvisar». Tampoco olvida su colaboración con la Sinfónica Ciudad de Praga, con la que grabó dos ballets de Javier Gúrpide: «La malaventura» y «El equilibrista». «Fue un trabajo muy duro pero precioso. Javier me pasaba y el guion y me aportaba ideas musicales, y juntos dimos forma a estos ballets que después estrenamos aquí con la Orquesta de RTVE».

Mención aparte merece el recital que dio en Lisboa. «Tengo mucho cariño a Miguel Magdaleno, el director de la Orquesta Sinfónica de Lisboa. Un día me dijo: cuenta con la orquesta, haz lo que quieras. Y una oferta así es irrechazable. Así que se me ocurrió ofrecer primero una parte en la que tocaba solo el piano, después otra de piano y chelo, más adelante yo desaparecía y salía solo la orquesta de cuerda… De este modo, el público veía distintos pequeños conciertos en uno solo. Es lo que me gusta hacer: dar dinamismo a mis representaciones».

Y, cuando no es él mismo quien pasea sus composiciones por el mundo, siempre puede contar con otros que lo hagan por él. Como sucedió con Cuatro acordes para expresarme, una composición que estrenó la pianista Isabel Pérez de Obarro en el Forum de los Premios Nobel de la Paz, en Minneapolis.

Parece que el nombre de Juan Antonio Simarro está en boca de todo el mundo. Sin ir más lejos, actualmente prepara una ópera con financiación de países como China, Estados Unidos y Espala. «Va a ser una ópera muy interesante», adelanta, «porque trata sobre un tema de actualidad del que, quizás, aún no somos demasiado conscientes».

MI es de Miedo (ninguno)

En este aspecto, el músico es tajante: «La gente tiene miedo a la música, pero el piano no muerde». Y aquí sale a relucir su faceta de jugador, la que defiende que la música está al servicio de la gente para que explore y se divierta. «Mira, yo no tengo las cualidades para convertirme en jugador de baloncesto profesional, pero eso no me impide coger un balón, atarme bien los cordones de mis zapatillas deportivas y jugar una partida. ¿Por qué no sucede lo mismo con la música? Cualquiera puede acercarse a un instrumento, en soledad o en compañía de amigos y seres queridos, y jugar a este maravilloso juego».

Juan Antonio, que todo lo impregna de un espíritu lúdico, se pone a sí mismo como ejemplo en esa cruzada personal para animar a la gente a jugar con los instrumentos. «Yo, como pianista, no puedo llevarme el piano por todos lados. Necesitaba algo más manejable. Y es entonces cuando descubro el mundo del ukelele, que es pequeñito, divertido, transportable… Y para aprender a tocarlo, en vez de aprender las canciones que están en internet, lo que hice fue componer dos temas: una de pop «How can I say how much I love you» y otra que hice, un divertimento para ukelele y orquesta sinfónica, porque no había música sinfónica compuesta para ukelele. Y a partir de ahí se me ocurrió… ¿por qué no fabricar mis propios ukeleles con las necesidades que yo tengo, el tipo de curvatura, la pala…?»

Y el juego del ukelele, como todos los juegos, derivó de pronto en algo muy serio. Nada menos que en un añadido de lujo a su Familia Artística: Ágatha Ruiz de la Prada.

FA es de Familia (artística)

La familia artística de Simarro crece por momentos. Ágatha Ruiz de la Prada es solo la última adición. «Es una colaboración muy especial: hemos diseñado los Ukeleles Simarro, con mi marca, by Ágatha. Es un verdadero sueño, una cosa muy divertida que va a salir estas Navidades».

Además de los ya mencionados Gerardo Estrada, Miguel Magdaleno o Javier Gúrpide, Juan Antonio Simarro puede presumir de haber colaborado con artistas de la talla de Manu Tenorio, Nena Daconte, José Vélez… y Ara Makilian.

«Hice un adagio para violín, piano y orquesta de cuerda que compuse una noche y la grabé en el teléfono. En el teléfono tengo mil ideas, la gente por la calle piensa que estoy loco porque me ve cantando, tarareando…. Esa noche grabé la idea, me puse a orquestarla, y a los días llamé a Ara y le comenté la posibilidad de grabarlo. ¡Y dijo que sí! Lo grabamos con la Orquesta en el Tejado, que es una orquesta que había montado él en aquel momento, y quedó precioso».

No podemos hablar de la Familia de Simarro sin mencionar a sus socios Gustavo y Alberto, con quienes en 2004 se embarcó en la creación de Marditos Roedores (sic.), un estudio de grabación que dio como fruto algunas de sus mejores composiciones. Eso fue cuatro años antes de fundar su propia productora, Analógica Producciones. «En aquel momento yo estaba acompañando a muchos artistas como teclista o pianista en las giras», explica Simarro, «y tenía ganas de mostrar al público mi propia música, la que yo compongo. De esa necesidad nace Analógica Producciones».

SOL es de Soltura

Del ballet a la ópera, de Tenorio a Makilian, del piano clásico al ukelele… Esa capacidad de moverse entre estilos y géneros, esa soltura para abordar todos los aspectos de la música, son lo que hacen de Juan Antonio Simarro uno de los compositores más atrevidos y dinámicos del panorama musical.

«¿Y por qué no?», se pregunta, antes de ponernos un ejemplo. «Desde los 17 años toqué con grupos africanos, me impregné de su música, y tiempo después, una noche de trabajo mientras componía mi Sinfonía Para un Mundo Mejor, se me ocurrió incluir un yembé en el tercer movimiento. Nadie pone un jembé en una orquesta sinfónica en algo muy clásico. Para una película quizá sí, pero para algo de concierto no… ¡Pero es que me lo pedía el cuerpo! Así que me puse a ello. ¿Y por qué no?»

No es la primera ni la última vez que mezcla estilos aparentemente reñidos. Ya lo hizo en Noche en el café Montarto. «Fue una composición que hice con 22 ó 23 años, en el café Montarto de Baqueira Beret. Se me ocurrió mezclar acordes de jazz con una orquesta sinfónica». ¿Y por qué no?

Esa particular soltura de Simarro a la hora de entremezclar estilos con absoluta libertad y espíritu lúdico derivó hace unos años en un suceso inesperado que hoy recuerda con cariño y cierto orgullo. «Parece que mucha gente prefiere fijarse en los compositores ya muertos o en los de fuera. Pero muchos como yo, que seguimos vivos, hacemos cosas que son interesantes para el público. Es difícil que se fijen en ti, pero entonces contactó conmigo un hombre, Quico, que tiene un cuarteto de saxo buenísimo que se llama Prelude Sax. Escuchó mi música en la radio y me pidió las partituras para interpretar mi música…. y a partir de ahí me propuso hacer un estudio para el Proyecto de Fin de Carrera sobre mi musica. Venía aquí los fines de semana y charlábamos sobre mi obra. Es algo muy bonito porque ese estudio está a disposición de quien quiera echarle un vistazo».

LA es de Los Ángeles

Era cuestión de tiempo que un músico de su talla recibiera la tentación de los cantos de sirena provenientes de Hollywood. Y es que el director Santiago Manés no dudó a la hora de entregarle la batuta a Simarro para componer la banda sonora de la película que prepara: Long Gone Heroes. Una producción estadounidense que cuenta en su reparto con figuras de la talla de Guy Pearce (El discruso del rey, Memento) o el oscarizado Ben Kingsley (Gandhi, La lista de Schindler).

«Es un proyecto alucinante», comenta el músico. «El rodaje está a punto de empezar y Santiago Manés ya me ha pasado el guion. No puedo desvelar ningún detalle, solo puedo adelantar que está muy bien». ¿Y cómo lleva eso de los viajes? «Lo bueno de la música es que puedo componer incluso en el aeropuerto o caminando o en la playa… cualquier lugar es bueno. Realizo mi trabajo en Madrid y me desplazaré a L.A. puntualmente para las cuestiones de edición».

Juan A. Simarro

Pero ese no es el único vínculo que Simarro mantiene en la actualidad con el condado de Los Ángeles… «Estamos creando la Orquesta Sinfónica de Beverly Hills», anuncia con una sonrisa en la boca. «La gente piensa en la Orquesta Sinfónica de Berlín o Viena, pero pocos se detienen a pensar que hubo un momento en el que fueron creadas. ¡Pues ahora se está creando la de Beverly Hills! En la primera función, que esperamos que sea en la primavera de 2020, estrenaremos con mi Sinfonía Por un Mundo Mejor».

Parece que Hollywood está a punto de descubrir a -y caer rendido ante- Juan Antonio Simarro. Pero nosotros llevamos tiempo escuchando sus composiciones. Incluso cuando no lo supiéramos, al encender el televisor y escuchar ciertas melodías que inconscientemente reteníamos en nuestra mente y tarareábamos sin parar…

SI es de Sintonía

Y es que Simarro tiene un largo historial como compositor de sintonías para la televisión. ¿Os suenan programas como Popstar: todo por un sueño, Gran Hermano, Noche de Fiesta, Sabor a ti, …? Pues todos ellos llevaron, en algún momento, el toque musical de Juan Antonio Simarro.

«He hecho cine, teatro… y también televisión», relata. «Uno de los trabajos más destacados en ese terreno fueron los spots por los 50 años de TVE. Me llamaron de la cadena para participar en el concurso. Sus indicaciones fueron escasas, solo que tenían en mente una imagen con cielo azul. Así que me lancé al el piano y dije: Lo tengo! Fuimos a concurso con una productora y ganamos»

Su colaboración con la pantalla pequeña no terminó ahí. La gigante plataforma mundial Netflix también contó con sus habilidades artísticas para un documental propio sobre la Línea de la Concepción. «No una sintonía al uso, solo instrumental, sino una composición con su letra y todo. Fue difícil porque tenía que hablar sobre los problemas que tienen en La Línea. Y lo siguiente que me dijeron fue: ¿puedes cantarla con alguna cantante del sur, buena, a la que admires? Yo no soy buen cantante, pero fue un sueño hecho realidad. Les dije: ¡Pues La Mari de Chambao! Y ahí que me fui a Cádiz a grabarlo, en la playa…»

Toda composición musical requiere un final. En el caso de Juan Antonio, el compositor, el presentador, el profesor, el jugador lúdico, lo que queremos es un consejo:

«Cómo se aprende a tocar el piano? Olvidando las redes sociales»

Tomamos nota y nos despedimos de un artista que va a tomar el mundo por bandera con su talento, su espíritu explorador y sus ganas de convertir la música en patrimonio de todos.

Helena Ramírez Alarcón
Alex Merino Aspiazu

Fotos: Javier dlrossa

Escrito por

2 Comentarios

2 Comments

  1. Pablo Bauz

    6 septiembre 2019 a las 13:37

    Saludos.
    Excelente entrevista felicitaciones. Refleja la genialidad de un músico que ha puesto sabiduría en todos los campos de la música orquestada. Bien por nosotros que estamos conociendo donde y quien hace el trabajo musical; donde se da vida a los personajes, a la historia contada en una obra teatral o de cine. Veo que Juan Antonio Simarro lo complementa con su genio en forma original y divertida. Saludos desde Quito Ecuador. Pablo Bauz

  2. José Manuel Castellanos

    6 septiembre 2019 a las 17:34

    JA Simarro genio como compositor y gran figura como persona.

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